La química en la viticultura
La ciencia del siglo XXI se enfrenta a nuevos desafíos: medio ambiente, opinión pública, cuestiones sociales,... El proyecto VINOVERT se inscribe en esta dinámica, abordando las problemáticas de la vitivinicultura desde una perspectiva amplia que incluye la transdisciplinariedad de la investigación, a los consumidores y, sobre todo, a los profesionales del sector. Hemos entrevistado a Doña Virginie Moine, doctora en enología y directora científica de la sociedad BIOLAFFORT, socia del proyecto.
¿Puede presentarnos a la sociedad BIOLAFFORT?
Nuestra actividad principal está al servicio de la enología. Proponemos soluciones para la vinificación y la crianza en todas las etapas de creación del vino. Nuestros productos permiten, especialmente, revelar y preservar las cualidades organolépticas de los vinos desde la etapa de la vinificación hasta su embotellado.
El grupo LAFFORT fue creado en 1895 y ha construido su éxito y su reputación sobre la base de su inversión en I+D. Actualmente, dicha inversión representa más del 3 % del volumen de negocios del grupo LAFFORT y el 30 % para la empresa BIOLAFFORT, en la cual es una de las principales misiones.
¿Cómo aborda usted los problemas actuales de los vitivinicultores?
Como investigadora permanezco a la escucha de mi entorno para comprender las problemáticas actuales. Es la filosofía de nuestra empresa. El sector vitícola ha experimentado importantes evoluciones estos últimos quince años. Las tasas de tratamientos de la viña nunca habían sido tan bajas, al igual que sus rastros en el vino, que representan cantidades infinitesimales. Sin embargo, las presiones legislativas y sociales nunca habían sido tan fuertes. Suscitan un cuestionamiento profundo de las prácticas y requieren esfuerzos importantes de adaptación de nuestras soluciones.
Hemos puesto estas cuestiones en el centro de nuestra investigación. Nuestros productos tradicionales han conquistado el mercado, somos líderes mundiales en varios de ellos, pero no nos podemos dormir en los laureles. Actualmente, nuestro reto se orienta hacia soluciones de química ecológica, con un impacto escaso o nulo en el medio ambiente. Las basamos en productos naturales, por ejemplo, con experimentos con levaduras y bacterias que permiten limitar el uso de sulfito, productos a base de patata para la adherencia, fibras vegetales que limitan los residuos de pesticidas y técnicas de bio-control basadas en levaduras.
Estas distintas soluciones y experimentos se basan, a la vez, en una investigación fundamental en química o biología, pero también en el desarrollo de métodos de control y buenas prácticas.
¿Qué lugar ocupa la química en el sector del vino?
Nunca ha sido posible producir vino sin los tratamientos adaptados. La química representa una solución para numerosos problemas tanto en la agricultura como en la vinificación. Pero como se ha visto, nuestras profesiones también cambian. Las bodegas han sabido realizar análisis que garantizan unos vinos sanos, dejando a nuestro cargo, el de los proveedores, el desarrollo de soluciones técnicas que permiten disminuir el uso de productos químicos para la mejora de las prácticas y la conservación del medio ambiente.
¿Qué interés tiene en el proyecto VINOVERT?
Colaboramos con numerosos laboratorios en todo el mundo y, especialmente, con el ISVV, con el que hemos podido realizar investigaciones financiando tesis. Para nosotros es una manera de comprender el estado de las investigaciones, establecer vínculos con científicos y abrir eventuales colaboraciones.
Al igual que nosotros, el proyecto VINOVERT se preocupa directamente por los problemas de los profesionales. Las problemáticas abordadas se reflejarán en nuestras percepciones y tendrán, quizás, una repercusión en nuestras investigaciones. De una forma más prosaica, ponemos a disposición medios de microvinificación para la elaboración de vinos de tests dirigidos a la investigación.