Lo que inicialmente funcionó como modo de encuentro entre profesionales vitivinícolas (bodegas, castillos, fincas...), el enoturismo ha ido ampliado su campo de actividades en los últimos diez años a ofertas más globales, combinando el descubrimiento del vino y del territorio. Además de la tradicional visita al viñedo y la bodega, ahora se ofrecen productos y servicios turísticos como hostelería o restauración de alta gama, colaboraciones con museos o artistas, tratamientos de vinoterapia e incluso actividades lúdicas y deportivas.
El enoturismo afronta actualmente el doble reto de reforzarse y reorganizarse. Los actores deben ser capaces de proponer nuevas actividades, innovar para valorizar mejor su producto, comprender que conseguir un anclaje psicológico con el consumidor mejora la compra y la repetición de compra, y entablar nuevas colaboraciones. Hay que reinventar formas de comercialización, actualizando los vínculos entre productores y consumidores a partir de interacciones territoriales más sociales.
Hoy en día, el desafío económico del enoturismo es crucial porque implica reflexionar (tanto profesionales como investigadores) sobre la función esencial de la elección de los canales de comercialización del vino para mejorar la rentabilidad de la empresa. Estas decisiones no son anodinas y, en la medida en que algunos mercados de consumo (como los del sur de Europa) están en continuo declive, las empresas deben imperativamente conocer mejor a sus clientes, cada vez más ocasionales. El anclaje marcado por el primer contexto de consumo y de intercambio con los productores es también decisivo para el equilibrio económico. De este modo, podemos considerar mejor la complementariedad entre los canales cortos y largos de comercialización.
Se trata por tanto de un elemento estructurante de las colaboraciones científicas entre el ISVV y el ISA en Portugal (trabajo sobre la márquetin de vino mediante economía experimental). Otros proyectos con la Kedge Business School, o el Instituto de Investigación Montesquieu en Derecho y Ciencias Sociales, se centran en un desarrollo armonioso de los territorios (fortalecimiento de la biodiversidad, racionalización del uso de pesticidas, certificaciones ambientales y territoriales) en el marco de investigaciones de colaboración e innovación territorial. Por último, cabe señalar que la multiplicidad de preguntas que surgen, tanto en términos de la realidad de los mercados vitivinícolas como en la investigación de mercado y sus externalidades territoriales, podría asentar las bases de nuevas propuestas de desarrollo para el proyecto VINOVERT.